Caminando por la calle, un día normal, como todos los demás en los que la rutina inevitablemente aparece para recordarme que mi vida es mas relevante que la de una hormiga, mis ojos se encontraron con la encarnación de la pureza.
La piel se sentía suave simplemente de verla, se olía fresca, deliciosa, uno no puede dejar pasar estos encuentros como si nada, por lo que mi única opción fue seguirla, como si no tuviera otras obligaciones que cumplir.
Di unos tantos pasos, escondido trás los árboles, siguiendo cauteloso aquella silueta, que dominaba mi ser y lo convertía en un salvaje depredador ansioso de encontrarse con su presa, me imaginaba a mi mismo cerca de ella, tocándola, besándola, teniendola cerca sin que ella sospechase lo que tramaba.
Pero no había motivo, pretexto alguno que me permitiera sucumbir a mis deseos y hacerlos parecer igual de puros que la dueña de mis transtornos...
Y me volví indiscreto, le pregunté quien era, la llamé por su nombre, calculé su edad y justo al último momento comprendí de lo que se trataba.
Parado al filo del precipicio recorde lo que me llevaba ahi en primer lugar, el hipnotizante trayecto que al final me llevo a estar frente a frente con mi propio destino, víctima de mis propios instintos, presa de mi mismo.
Era el peso de mis decisiones contra el sabor de quien de antemano esta vencido. Y todo parecia tan calmo, que ni los gritos del viento perturbaban mis adentros.
Con el cabello ondeando hacia un lado y el sentimiento de perderlo todo para ganar aquello que desde hacia tiempo venía anhelando, me aventure a perder el miedo por miedo al miedo mismo, tomo sentido la cobardía.
Fueron segundos en los que las fiestas de cumpleaños, las risas, los llantos, las culpas y especialmente La culpa de no ser más ni mejor, se aferraron a mi, incluso recuerdos olvidados reaparecieron en este último y vano intento de salvación, el choque final me deja con los ojos abiertos al horizonte, con el pecho al cielo, tendido contra el suelo manchado de presiones liberadas.
Me volví indiscreto, le pregunté quien era, la llamé por su nombre, calculé su edad y justo al último momento comprendí con quien hablaba.

1 comentario:
no mames que buen viaje!, tsss!
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