Claro que es obvio que todos en esta fiesta quieran por lo menos pertenecer a su piel como lo hacen sus bragas, pero yo, yo podria quererla, llevarla a pasear, tomar su mano, comprarle un cono y hasta componerle una cancion...si supiera como.
De pronto, me mira, sigue bailando, curveando, deleitando a quienes la miramos, en medio de esa multitud de hombres, mis amigos, bailando a su al rededor, es mas la verguenza que me provoca el haber sido descubierto que mis ganas de llevarla a otro lugar, asi que redirecciono la mirada: Wow!, que interesante la planta de Mariana...

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